de prosalud, el Lunes, 30 de enero de 2012 a la(s) 10:24
¿El té aumenta o reduce la tensión?
Concretamente el té negro combate la hipertensión, según acaba de demostrar un estudio de la Universidad de Australia Occidental publicado en la revista Archives of Internal Medicine. Concretamente, esta bebida reduce tanto la tensión arterial sistólica (máxima) como la diastólica (mínima). Y, por lo tanto, reduce el riesgo de sufrir problemas cardíacos.
En el experimento, los participantes bebieron durante 6 meses tres tazas diarias de té negro, mientras a otros se les suministraba un placebo con el mismo sabor y con cafeína. En el primer grupo se logró reducir la presión arterial de manera notable. Aunque aún se desconoce el mecanismo de acción, Jonathan Hodgson, coautor del trabajo, asegura que los estudios apuntan a que el té podría mejorar el estado de los vasos sanguíneos.
El té es la segunda bebida más consumida del mundo, después del agua.
El té verde combate el sobrepeso
El té verde puede frenar la ganancia de peso yayudar a combatir la obesidad, según sugiere un estudio de la Universidad Penn State (EE UU) publicado en el último número de la revista especializada Obesity.
En una serie de experimentos con roedores, los científicos comprobaron que cuando a los ratones se les suministraba un componente del te verde llamado epigalocatequina (EGCG) e ingerían una dieta rica en grasas ganaban peso un 45% más despacio que aquellos animales que comían lo mismo sin incorporar en su alimentación este componente del té. “El té verde hace que ganemos peso a menos velocidad”, concluye Joshua Lambert, experto en Ciencia de la Alimentación y coautor del trabajo. Además, los ratones eliminaban un 30% más de grasa en sus heces, lo que indica que este componente del té limitaba su absorción. “Parece que el EGCG tiene dos efectos: reduce la capacidad de absorber grasas pero también aumenta la capacidad de usarla”, explica Lambert.
No obstante, hay que tener en cuenta que para alcanzar los niveles de EGCG usados en el experimento una persona tendría que beber diez tazas de té verde cada día. La buena noticia, dice Lambert, es que, de momento, “estudios en humanos muestra que las personas que beben solamente una o dos tazas de té diariamente también notan efectos positivos en el control del peso corporal en comparación con los que no consumen esta bebida”.
NOTA, WILFRIDO TSUCHIDA:
No necesitabamos a ningun mediocre estados unidense q reedita notas viejas de otras publicaciones como propias.
nos aclare esto...
y lo sabiamos por ello el te en japon y china es milenario, y en japon el alimento funcional debe cumplir requsitos muchos mas duros para aliemntos funcional q la propia FAO de yankilandia.
Té: Guía de las Infusiones.
Corría el año 2737 antes de Cristo cuando un emperador chino llamado Sheng-Tun descubrió de formal casi fortuita una nueva bebida que iba a perpetuarse a través de diferentes culturas.
Dicho emperador, familiarizado con la herbolística y ávido defensor de la salud y la higiene, abogó para que los ciudadanos que estaban viviendo bajo sus dominios se cuidaran por dentro porque esto repercutía directamente en su espíritu. El mismo erudito, solo bebía agua hervida.
Durante un paseo a lo largo de un bosque, decidió descansar a la sombra de un árbol mientras bebía su agua hervida de costumbre. El otoño provocó que algunas hojas secas de este árbol cayeran de forma casual en el vaso del emperador que no dudó en probar ese líquido que se había tornado marrón y desprendía un aroma penetrante y muy agradable. De esta forma, la primera infusión de té vió la luz.
Al principio el té sentó las bases de la medicina tradicional china y tuvieron que transcurrir varios siglos hasta que se popularizara como bebida. De hecho, la historia señalaba que el té era un elixir exclusivo de las personas de clase alta y con recursos económicos amplios. El té se extendió por toda China y era empleado como tónico, diurético, bálsamo, etc. sobre todo hasta el siglo III antes de Cristo.
Diversidad
Existe en la actualidad un gran número de infusiones, es decir, bebidas realizadas a base de hierbas y agua, y de plantas aromáticas cuyas capacidades medicinales y contribución al buen funcionamiento del organismo están demostradas. Lo cierto es que, hoy en día, no es muy frecuente recurrir a ellas, ya que lo más común es decantarse por las bebidas con gas, el café o los zumos.
Así, sólo se conocen las usadas con mayor frecuencia como el té, la manzanilla, el poleo o la tila. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las infusiones constituyen una alternativa agradable, ya que en invierno se pueden tomar calientes y en verano algunas de ellas pueden funcionar como un perfecto refrigerio, añadiendo a ello la acción medicinal.
Propiedades medicinales
Los beneficios sanitarios de muchas plantas se conocen desde la antigüedad y, de hecho, muchos medicamentos, como la aspirina, han derivado de ellas. El problema de este uso es que estos tipos de medicamentos son difíciles de dosificar y en cantidades excesivas pueden ser perjudiciales. Por ello, las infusiones constituyen la forma alternativa de administrar estas funciones beneficiosas para el organismo y se pueden encontrar en herbolarios, cuya actividad y productos deben estar siempre controlados por expertos. Las infusiones más comunes y conocidas en nuestra cultura no son medicamentos, aunque también poseen algunas propiedades beneficiosas.
Cada país o cultura ha desarrollado de forma distinta el uso de las distintas infusiones y hierbas. Incluso, el algunas tradiciones se han empleado con una finalidad mágica. En la cultura Occidental hay países, como Gran Bretaña, en los que estas bebidas son más usuales, aunque en general se desconocen muchas de ellas, así como la forma en que deben prepararse o su finalidad. Entre las ventajas más generales hay que destacar el hecho de que se pueden preparar en casa, lo que garantiza su pureza y que no tienen gas, un elemento poco beneficioso para el sistema digestivo. Además, existen infusiones que se deben tomar calientes, por lo que pueden sustituir al habitual café y, en verano, se pueden tomar frías, proporcionando un frescor más sano que el de la mayoría de los refrescos.
Además, existe otra utilidad común de este tipo de hierbas, ya que por su carácter aromático sus hojas, flores, semillas o raíces se pueden emplear con el objetivo de dar olor y sabor a múltiples comidas. Lo normal no es encontrar estas hierbas en estado silvestre, ya que se corre el riesgo de no conocer exactamente el tipo de planta de que se trata, así que lo más común es adquirirlas en establecimientos especializados o herbolarios donde, además, nos pueden asesorar sobre la capacidad de cada una de las plantas. Por otro lado, hay que mencionar que dependiendo de la infusión, las hierbas se deben comprar frescas o secas.
Las más comunes
Manzanilla: ésta es una hierba adapatada a los climas cálidos, semicálidos, semisecos y templados, de abundante presencia en Latinoamércica, cuyas hojas se asemejan al encaje y sus flores se caracterizan por sus tonos amarillos y blancos. Es una de las infusiones más empleadas en el mundo, ya sea como bebida o aplicándola directamente sobre la parte afectada. Desde tiempos antiguos, los mexicanos han empleado esta hierba para tratar los trastornos digestivos leves, como diarrea, gastritis, indigestión o cólicos, algo que en la actualidad también es común en nuestra cultura. Asimismo, es frecuente emplearla para irritaciones o inflamaciones oculares, para lo cual es necesario cocerla y dejarla enfriar. Otros usos hacen referencia a las afecciones respiratorias (catarros, tos, asma, etc.), para limpiar heridas superficiales o tratar el acné.
Poleo-Menta: esta hierba es una de las más empleadas en forma de infusión, ya que proporciona propiedades antiespasmódicas, antisépticas, así como para reducir la flatulencia, y ayuda a realizar digestiones pesadas. En otros tiempos, esta planta también se empleó para ahuyentar los insectos de los cultivos. Las propiedades curativas se encuentran en la totalidad de la planta y su principal finalidad es la de optimizar las funciones digestivas. Además, se emplea para catarros y tos.
Té: una de las infusiones predominantes en nuestra cultura es el té, realizado con las hojas de la planta que lleva su mismo nombre y que tiene capacidad estimulante, similar a la del café, aunque no daña el estómago, sino que ayuda a que éste realice sus funciones. Esta hierba fue descubierta por los chinos y, precisamente, ellos son sus principales consumidores. Hay que resaltar, además de las mencionadas anteriormente, sus propiedades diuréticas, así como para mejorar la visión y la capacidad de atención.
Tilo: esta infusión es producto de un árbol que puede llegar a medir hasta 30 metros y puede crecer de forma silvestre, aunque lo más común, actualmente, es cultivarlo en climas cálidos, semicálidos y templados. La parte medicinal se encuentra en sus flores y frutos que contienen farmesol y proporcionan un olor agradable. Debido a sus capacidades sedantes es frecuente emplearla como tranquilizante, para calmar el estado nervioso. Además, ayuda a realizar la digestión y a dormir con facilidad. Aunque esa es su principal función también se emplea para reducir los problemas coronarios y arteriales, así como para cólicos y reducción de las irregularidades menstruales.
Valeriana: las propiedades medicinales de la raíz de la valeriana no se descubrieron hasta el siglo XVI, en el que se conoció su capacidad para controlar la epilepsia. Al igual que la tila, esta hierba, administrada con precuación, actúa contra el nerviosismo, como sedante y relajante. Sin embargo, si no se cuida la proporción del consumo puede dar lugar a la excesiva sedación del sistema nervioso, así como al retardo de la circulación y el descenso de la presión arterial.
Menta: existen cerca de 30 variedades de esta hierba, aunque las más utilizadas son la Menta (Peppermint o Mentha Piperita) y Menta Verde (Spearmint o Mentha Spicata), y es cultivada, sobre todo, en Europa, Estados Unidos y Asia. En gastronomía, se emplea para condimentar todo tipo de guisos, así como para aromatizar postres y, sobre todo, para producir licores. Se puede adquirir seca, fresca o en aceite, aunque conviene saber que siempre se encuentra muy concentrada.
Anís Verde: desde la era antigua, esta hierba se ha empleado con fines mágicos, así como por su buen aroma, que proporcionaba un aliento fresco al mascarla. España es uno de los principales productores de esta hierba, ya que le es muy favorable el clima mediterráneo. Sus propiedades expectorantes, como tónico estomacal y digestivo hacen de ella una de las plantas medicinales más empleadas. Asimismo, tiene la propiedad de regular las funciones menstruales, así como de aliviar la flatulencia. Al no ser soluble en agua, para prepararlo es necesario vertir en el agua algún tipo de anisado ya preparado, en lugar de la propia esencia, que hace que ésta se ponga lechosa. Esta bebida es de gran utilidad como digestivo. Asimismo, se emplea con frecuencia en la cocina para dar aroma y sabor, sobre todo, a los dulces.
Romero: el romero es una planta de color verde plateado que ha sido empleada desde la antigüedad con fines curativos del sistema nervioso y que, además, ha sido apreciada a lo largo de la historia por su persistente buen olor, parecido al del limón y al del pino. Las hojas son en forma de aguja. Se puede obtener este tipo de hierba fresca, seca e incluso en polvo, aunque también es muy frecuente encontrarlo de forma silvestre o decorando los jardines. Su empleo es muy común para la fabricación de cosméticos, así como para cocinar ensaladas, carnes o caldos. Los expertos aseguran que su aroma tiene la capacidad de reforzar la memoria y de mejorar la circulación.