lunes, 31 de octubre de 2011

Enfermedad de Whipple

6) Diagnóstico, comentarios

            Diapositiva 39. Nos encontramos ante una enfermedad de Whipple con afectación sistémica de intestino delgado, sistema nervioso central con demencia, corazón afectado en sus tres capas, bazo, hígado, ganglios linfáticos, pulmones, riñones, suprarrenales y arterias. La causa de muerte es fallo cardio-respiratorio.

        Diapositiva 40. La enfermedad de Whipple es un trastorno sistémico raro que esta causada por un actinomiceto gram positivo: la Tropheryma whippelii. La bacteria solo ha sido cultivada in vitro en medios especiales. El diagnóstico definitivo se realiza, ante las imágenes histológicas, con la técnica de PCR o con Microscopía Electrónica, donde se ven bacilos alargados. Parece que hay una disfunción de los macrófagos, cuyos fagolisosomas no pueden realizar la digestión completa del antígeno microbiano.

        Diapositiva 41. Estas son las múltiples manifestaciones clínicas que se han descrito en esta enfermedad. En nuestro caso, nos encontramos con gran número de ellas (en verde).

        Diapositiva 42. Esta diapositiva muestra la frecuencia de las manifestaciones clínicas de la enfermedad de Whipple.
        Diapositiva 43. El diagnóstico diferencial hay que hacerlo, especialmente, con otras infecciones (las principales a tener en cuenta son la tuberculosis y la histoplasmosis) y con raros defectos metabólicos.
        Diapositiva 44. Esta es la confirmación diagnóstica de la enfermedad en el caso expuesto, con la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Está basada en la amplificación de la secuencia de ARN ribosómico 16S bacteriano directamente del tejido infectado. Esta secuencia ha permitido la construcción de dos iniciadores (pW3FE y pW2RB) que pueden amplificar un producto de 284 pares de bases considerado como específico. Se realizó en intestino delgado, varios cortes de cerebro y válvula mitral.




El descubrimiento de la enfermedad de Whipple (EW) y su bacteria causante, Tropheryma whipplei, es el ejemplo más claro de cómo las tecnologías modernas han aumentado el conocimiento médico sobre la enfermedad. Aunque la EW fue descrita inicialmente en 1907, el primer cultivo que detectó al Tropheryma whipplei  fue realizado casi un siglo más tarde, en 2000. Este logro permitió conocer mejor la enfermedad.
Durante el siglo XX, el conocimiento de esta enfermedad crónica fue aumentado muy lentamente pero fue al comienzo del siglo XXI, con el desarrollo de dos eventos importantesla amplificación molecular del RNA ribosómico 16S (rRNA) del T. whipplei  mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y el cultivo celular de organismoque dicho conocimiento aumentó mucho más. Al principio, el organismo fue denominado Tropheryma whippelii, del griego trophi (alimento) y eriyma (barrera), debido a la observación frecuente de malabsorción. La posibilidad de aislar la bacteria y hacer cultivos seriados tuvo como resultado la identificación de la secuencia de su genoma, lo que hizo posible definir la susceptibilidad antibiótica del organismo. Posteriormente, su nombre se cambió por Tropheryma whipplei.
La EW es rara, aunque no se tienen cifras válidas de su prevalencia real. Hasta el momento, solo se han reportado unos 1000 casos. En los estudios postmortem, la frecuencia es inferior al 0,1%. Aunque aparece a cualquier edad y es de distribución mundial, el paciente típico es un hombre de raza blanca y de edad mediana. La EW se caracteriza por dos estadios una etapa prodrómica y una muy tardía, correspondiente al período de estado de la enfermedad. La primera etapa presenta síntomas variables, junto con signos inespecíficos crónicos, principalmente artralgias y artritis. El período de estado se caracteriza por pérdida de peso, diarrea, o ambos y, en ocasiones, aparecen otras manifestaciones, ya que son muchos los órganos comprometidos.

El lapso promedio entre la presentación y el período de estado es 6 años. Si un paciente ha recibido tratamiento inmunosupresor, como corticosteroides o antagonistas del factor de necrosis tumoral, la evolución clínica puede ser más rápida. Por ejemplo, se ha observado que la diarrea aparece casi enseguida de iniciado el tratamiento inmunosupresor de la artritis crónica en pacientes con EW.
Aproximadamente el 15% de los pacientes con EW no presenta signos y síntomas clásicos de la enfermedad. Por lo tanto, el diagnóstico puede sospecharse en muchas circunstancias clínicas diferentes. En realidad, la EW es el diagnóstico diferencia de un espectro amplio de enfermedades entre las que se encuentran las enfermedades reumáticas inflamatorias, la malabsorción con compromiso del intestino delgado (enfermedad celíaca, sarcoidosis y linfoma), la enfermedad de Addison, las enfermedades del tejido conectivo y enfermedad neurológicas variadas. Los signos y síntomas característicos de la EW son, en orden de frecuencia los que figuran en la siguiente tabla.
Características demográficas y clínicas de la enfermedad de Whipple


Algunos casos han sido diagnosticados en ausencia de signos clínicos, de acuerdo con el hallazgo de lesiones histológicas que se tiñen con el ácido periódico de Schiff  (PAS) en las muestras de biopsia de intestino delgado.
Por lo tanto, existen varias presentaciones de la infección por T. Whipplei:
* Lesiones histológicas en el tracto gastrointestinal asociadas a manifestaciones clínicas diversas (EW clásica)

* Endocarditis con hemocultivos negativos

* Infección neurológica aislada.
Sin tratamiento, la EW tiene una evolución fatal. Aún bajo un tratamiento antibiótico específico se ha comprobado un 2 a 33% de recaídas, luego de un promedio de 5 años; en las recaídas, el compromiso neurológico es frecuente.
Enfermedad de Whipple clásica
El síntoma gastrointestinal más común de la EW clásica es la pérdida de peso, a menudo asociada con diarrea. En el 20 al 30% de los pacientes se comprueba sangre oculta en materia fecal proveniente de la mucosa intestinal. El dolor abdominal puede estar presente, como así la hepatoesplenomegalia y, en ocasiones, la hepatitis. La ascitis ha sido reportada en el 5% de los pacientes.
El compromiso articular ha sido observado en el 65 al 90% de los pacientes con EW clásica. El síntoma de presentación en la mayoría de los pacientes con compromiso articular es la artralgia migratoria intermitente, la artritis, o ambas. La poliartritis es más común, pero también puede presentarse como oligoartritis de las articulaciones grandes.  Menos frecuente es la poliartritis seronegativa crónica, la cual puede ser destructiva y suele confundirse con la artritis reumatoidea. En ocasiones raras, se presenta como espondiloartropatía, osteoartropatía hipertrófica e infección de la prótesis de rodilla. Pueden observarse mialgias y calambres de los músculos esqueléticos.
El compromiso neurológico se ha observado en el 6 al 63% de los pacientes. Sin embargo, dicen los autores, en una serie pequeña de autopsias, las lesiones del sistema nervioso central fueron descritas en 10 de 11 pacientes (91%). Las manifestaciones neurológicas de la EW clásica son diversas y pueden parecerse a las de cualquier otra enfermedad neurológica. Las alteraciones cognitivas son comunes y afectan al 71% de los pacientes con signos neurológicos, los que pueden llegar hasta la demencia.
Los síntomas psiquiátricos como la depresión y las alteraciones de la personalidad se observan en casi la mitad de los pacientes con compromiso neurológico. Del mismo modo, en la presentación, la mitad presenta oftalmoplejía supranuclear. Las mioclonías aparecen en la cuarta parte de los pacientes con compromiso neurológico.
El compromiso hipotalámico, manifestado por la polidipsia, la hiperfagia, las modificaciones de la libido y las alteraciones del ciclo sueño-vigilia, está presente en menos de un tercio de los pacientes con signos neurológicos. Los movimientos anormales de los músculos oculares, oculomasticatorios y oculofacioesqueléticos, y las mioritmias, son considerados patognomónicos de la EW.

El pronóstico de los pacientes con infección del sistema nervioso central es malo. Más del 25% de los pacientes muere dentro de los 4 años, y la misma proporción de pacientes queda con secuelas graves. El compromiso neurológico asintomático en la EW ha sido demostrado mediante la detección del DNA de T. Whipplei en el líquido cefalorraquídeo, por medio de la PCR. El compromiso ocular, excluyendo la oftalmoplejía, ocurre hasta en el 11% de los pacientes con EW clásica. La uveítis anterior o posterior, usualmente crónica y bilateral, es la manifestación ocular más frecuente.
El compromiso cardíaco se ha encontrado en el 17 al 55% de los pacientes con EW. Sin embargo, aclaran los autores, dos de los primeros estudios en autopsias demostraron un compromiso casi invariable del pericardio, el miocardio o el endocardio; en el 79% de los casos reportados, los macrófagos eran PAS positivos. La pericarditis ocurre en más de la mitad de los pacientes. La miocarditis es menos frecuente y a veces es la primera manifestación en forma de insuficiencia cardíaca o muerte súbita.

El compromiso pulmonar se presenta en el 30 al 40% de los pacientes y el derrame pleural, la infiltración pulmonar o las adenopatías mediastínicas granulomatosas, fueron descritas con más frecuencia en los primeros casos publicados. 
El 9% de los pacientes presenta granulomas epitelioides no caseificados y de células gigantes, más frecuentemente granulomas de los ganglios linfáticos. No es raro el compromiso de los ganglios linfáticos abdominales mientras que es infrecuente la afectación de los ganglios linfáticos periféricos. Las manifestaciones cutáneas varían. Un hallazgo habitual es la melanodermia, pero al igual que otros investigadores, los autores manifiestan haberla observada en muy raras ocasiones, debido a que la EW ha sido diagnosticada al principio de su evolución. El compromiso renal, solo descrito en ocasiones, se presenta tardíamente. Otras manifestaciones han sido descritas en pocas ocasiones; entre ellas: el hipotiroidismo, la epididimitis y la orquitis.
Endocarditis asociada con T. whipplei
T. whipplei puede estar asociado a una endocarditis con hemocultivo negativo. Hasta el momento, se han descrito 17 casos de endocarditis con hemocultivo negativo asociada con T. Whipplei, la mayoría de ellos con compromiso de las válvulas nativas en hombres con una edad promedio de 60 años. En esos casos, las artralgias y las artritis, que suelen preceder en varios años al diagnóstico de endocarditis con hemocultivo negativo, han sido las manifestaciones extracardíacas predominantes. Los signos clínicos de infección son infrecuentes. Los médicos suelen utilizar los criterios de Duke para el diagnóstico endocarditis, pero en los pacientes con endocarditis con hemocultivos negativos faltan dos de los criterios, como son la fiebre y el antecedente de valvulopatía, lo cual dificulta el diagnóstico de endocarditis asociada con T. whipplei . En la actualidad, esta manifestación ha sido confirmada por PCR del DNA del material de las válvulas cardíacas obtenido quirúrgicamente, aunque en un caso la positividad se halló en una muestra de tejido intestinal.
Manifestaciones neurológicas aisladas
Se conocen tres forma de manifestaciones neurológicas: recaída neurológica de la EW previamente tratada, compromiso neurológico en la EW clásica y, síntomas neurológicos aislados debidos a T. wyhipplei , sin evidencia histológica de compromiso intestinal. Se han descrito 32 pacientes con infección neurológica aislada, de una edad media de 46 años, 19 de los cuales tenían síntomas sistémicos, como fiebre (10 pacientes), pérdida de peso (8), dolor articular (7) y, adenopatías periféricas (2). La PCR de las muestras de tejido intestinal fueron positivas en 4 de los 32 pacientes. Los síntomas predominantes fueron el deterioro cognitivo, la oftalmoplejía, la ataxia y los trastornos de la neurona motora superior. De los 30 paciente en quienes se hizo el seguimiento, 16 (60%) mejoraron y 10 (33%) fallecieron; en 1 paciente, la enfermedad se estabilizó.
Otras presentaciones
También se han descrito casos de EW con artritis aislada, espondilodisquitis y uveítis, en ausencia de evidencia clínica o histológica de compromiso digestivo. En estos casos, el diagnóstico se hizo por PCR del líquido o tejido sinovial, muestras de punción biopsia del disco intervertebral o del humor acuoso o, mediante la microscopia electrónica y la tinción con PAS del tejido sinovial.
Portadores asintomáticos
Existe controversias sobre la prevalencia de T. Whipplei en las muestras de biopsia duodenal, saliva, heces y sangre de personas sanas. Algunos estudios con PCR detectaron el organismo en personas sin signos de EW. La PCR también detectó el DNA de T. whipplei  en pacientes con otros trastornos diferentes de la EW. Sin embargo, los autores manifiestan no haber experimentado esta situación en su laboratorio ni en el de la Universidad de Stanford. Entre los pacientes sin EW, los autores detectaron T. Whipplei usando PCR en DNA aislado de saliva, en 4 de 620 pacientes (0,6%) y en las heces de 2 de 133 pacientes (1,5%).  
El organismo
El organismo T. Whipplei está presente en el ambiente, aunque se desconoce su origen y transmisión. Mediante la PCR se ha demostrado que el DNA de T. whippplei se halla en las aguas servidas y productos de deshecho como así en las heces humanas. Por otra parte, hay informes sobre la asociación de EW con infección por Giardia lamblia. Dado que este protozoario está presente en el ambiente, es posible que ambos microorganismos ocupen el mismo nicho ecológico. Se ha sugerido que el T. whipplei podría adquirirse por transmisión fecal oral.
Se ha podido secuenciar el genoma completo en dos cepas de la bacteria. T. whipplei posee un cromosoma circular muy pequeño (menos de 1 megabase), como tienen otras bacterias intracelulares. Los organismos con estrategias de adaptación en las que interviene la dependencia del huésped generalmente se asocian con una reducción del genoma, y la anotación del genoma del T. whipplei ha revelado que se han perdido o deteriorado las vías para la biosíntesis de 16 aminoácidos, lo que revela un requerimiento de nutrientes externos. Se ha detectado la recombinación de regiones de codificación para proteínas de superficie, posiblemente asociada a la producción de muchas proteínas de membrana diferentes, las cuales permitirían que la bacteria pueda evadir la inmunidad del huésped.
T. whipplei  ha sido aislado en el cultivo de células de mamíferos. Con este método, se han detectado 18 aislamientos nuevos en diversos tejidos corporales. De acuerdo al análisis genómico, es posible el cultivo de T. whipplei sin células de mamíferos, simplemente agregando al medio de cultivo los aminoácidos faltantes. Usando este método, recientemente los autores han aislado y establecido dos cepas de T. whipplei en el líquido cefalorraquídeo, 2 en sangre, 1 en el líquido sinovial, 1 en un ganglio linfático, 1 en una válvula cardíaca, 1 en músculo esquelético y 1 en heces. 
Fisiopatología de la enfermedad de Whipple
Un concepto relacionado con la patogenia de la EW es que en cualquier población hay muchos individuos expuestos a T. whipplei y que la enfermedad puede luego desarrollarse en algunas de esas personas, presumiblemente en las que tienen factores inmunológicos predisponentes no definidos. Se puede sospechar la existencia de factores de riesgo genético por la predominancia de hombres y la mayor frecuencia del antígeno HLA.B27 en las personas que desarrollan la enfermedad. Sin embargo, dicen los autores, no se ha demostrado una asociación causal con ningún factor genético específico, mientras que algunos estudios la descartan. La infiltración masiva de los tejidos infectados por macrófagos, determinada mediante microscopia tipifica la EW. Luego del tratamiento, la bacteria desaparece, pero los macrófagos persisten. T. whipplei se multiplica en los macrófagos pero no en los monocitos de los sujetos sanos. Por el contrario, en los pacientes con EW, T. whipplei se multiplica tanto en los monocitos como en los macrófagos. La replicación de T. whipplei en los macrófagos se asocia con la apoptosis de las células del huésped, lo cual es muy importante para la diseminación bacteriana y también se correlaciona con la expresión y liberación de la interleucina-16. La interleucina-16 de los anticuerpos neutralizantes inhibe el crecimiento de T. whipplei en los macrófagos. Los niveles de interleucina-16 sérica y los marcadores de apoptosis se correlacionan con la actividad de la EW, disminuyendo a niveles normales luego del tratamiento eficaz.
En la EW  no intervienen respuestas humorales. Varios estudios han demostrado una función defectuosa de los macrófagos en los pacientes con EW. Aunque los macrófagos de los pacientes afectados fagocitan normalmente a la bacteria, no son capaces de degradar con eficacia sus antígenos, lo que en los estudios experimentales se ha atribuido a la producción inadecuada de interleucina-12, con la consiguiente disminución de la producción de interferón  por las células T y la activación de los macrófagos deficientes. Una disminución de la producción interleucina-12 podría evitar el desarrollo de una respuesta inmunológica eficaz de las células T helper tipo 1 y favorecería una respuesta mayor de las células T helper tipo 2. A favor de esta hipótesis es que el perfil de la expresión genética de los macrófagos en las lesiones intestinales de un paciente con EW clásica demostró que la codificación de los genes CCL18 y la interleucina 10 no estaban particularmente regulados en las lesiones intestinales. Un cuadro similar en genes no regulados ha sido asociado con los macrófagos 2, también conocidos como macrófagos activados alternativamente, lo que refleja una predominancia de las células T helper tipo 2 en la respuesta inmune local.
Diagnóstico clínico
Estudios en sangre
La reunión de varios hallazgos inespecíficos puede indicar el diagnóstico de EW. Como ejemplo, los autores mencionan que antes del tratamiento puede haber niveles elevados de reactantes de fase aguda, anemia, leucocitosis, trombocitosis y signos bioquímicos de malabsorción. En ocasiones, existe trombocitopenia como así eosinofilia. 
Endoscopia
El examen endoscópico de la región posbulbar del duodeno y el yeyuno en pacientes con EW clásica puede mostrar la mucosa amarilla pálida y despulida alternando con zonas erosionadas, eritematosas o friables.
Otras herramientas diagnósticas
La microscopia electrónica puede detectar la pared celular trilaminar característica de T. whipplei: Los laboratorios especializados en la detección de T. whipplei son los mejores para identificar este cuadro. Sin embargo, los autores aclaran que el examen de elección para la detección de T. whipplei es la tinción de PAS de las muestras de biopsias del intestino delgado, en las que, con el microscopio de luz, se observan inclusiones color magenta dentro de los macrófagos de la lámina propia. Como las lesiones pueden ser focales y separadas hay que hacer varias tomas de biopsia.
Dependiendo de las manifestaciones clínicas, se puede hacer la biopsia de otros tejidos y teñirlos con PAS. De todos modos, dicen, las inclusiones PAS positivas intracelulares no son específicas ya que también pueden observarse en infecciones por el complejo Mycobacterium avium. El diagnóstico diferencial lo hace la tinción de Ziehl–Neelsen, la cual es positiva en infecciones por Mycobacterium avium y no por T. whipplei. En el tejido linfático, el tracto gastrointestinal, la médula ósea, los riñones, el tejido sinovial, el hígado o los pulmones de pacientes con EW  pueden encontrarse granulomas no caseificados compuestos por células epitelioides (PAS negativas en el 40% de los casos). La tinción inmunohistoquímica de los anticuerpos contra T. whipplei ha sido utilizada para detectar al organismo en diversos tejidos, líquidos corporales como el humor acuoso y los monocitos de la sangre, ya que permite la visualización directa del bacilo. Este método brinda mayor sensibilidad y especificidad que el PAS y puede usarse retrospectivamente en las muestras ya fijadas.
En la actualidad, se han podido detectar los anticuerpos anti T. whipplei mediante la tinción autoinmunoquímica, para la cual se utiliza el suero del propio paciente (en vez de los anticuerpos desarrollados en el laboratorio). Con esta técnica, explican los autores, el organismo fue detectado en muestras de válvulas cardíacas de 5 pacientes con endocarditis con hemocultivos negativos. 
Al principio se utilizaba la PCR dirigida al gen rRNA 16S  y a las regiones intergénicas 16S-23S del gen de T. whipplei pero en la actualidad se ha desarrollado un análisis PCR en tiempo real cuantitativo dirigido a esta región intergénica que ofrece la ventaja de hacerse en un tiempo más reducido y menor riesgo de contaminación de la muestra con DNA de otros tipo. Por otra parte, también se ha desarrollado un análisis nuevo de PCR en tiempo real cuantitativa, sobre la base del análisis genómico, dirigida a las secuencias repetidas de T. whipplei, la cual tienen mayor sensibilidad que el análisis PCR primitivo, con una especificidad similar.
Cuando se detecta el producto amplificado, la identificación de T. whipplei debe ser confirmada por la identificación de la secuencia o utilizando sondas de hibridación de oligonucleótidos marcados con fluorescencia en un análisis PCR de tiempo real. Las discrepancias entre los laboratorios indican que los resultados obtenidos con métodos de PCR no estandarizados deben ser interpretados con precaución. La mayoría de los resultados PCR positivos de las personas sin EW han sido obtenidos principalmente mediante técnicas con un alto riesgo de contaminación. No obstante, no hay que desestimar un resultado positivo, ya que se ha producido la muerte de un paciente en quien una de las tres pruebas fue positiva mientras que una biopsia duodenal fue PAS negativa; el diagnóstico de EW fue descartado pero la autopsia reveló EW. Se deben hacer cultivos de T. whipplei en varias muestras aunque la técnica mencionada todavía no es de gran disponibilidad.
Para el diagnóstico de EW, los autores utilizan la tinción de PAS y la PCR. Pero, otros investigadores han propuesto como primer paso, el examen histológico del intestino delgado y hacen la PCR solo cuando no se hallan signos histológicos. La limitación principal de este método es que la especificidad de ambas técnicas no es óptima.
Tratamiento
La EW era siempre fatal antes del advenimiento de los antibióticos. Sin embargo, las recomendaciones actuales no están basadas en trabajos sobre terapéutica o susceptibilidad de T. whipplei a varios agentes antimicrobianos. Como tratamiento de primera línea siempre se ha usado la tetraciclina, pero la frecuencia de recurrencia ha sido elevada (promedio 28%). Por lo tanto, dicen los autores, el estándar actual para la antibioticoterapia son los antibióticos que pueden atravesar la barrera hematoencefálica como la trimetoprima-sulfametoxazol, la cual se utiliza en dosis del 160 y 800 mg respectivamente, por vía oral, 2 veces por día, durante 1 a 2 años, usualmente precedido por la administración parenteral de 1 g de estreptomicina/día, junto con 1,2 millones de penicilina G/ por día o, 2 g/día de ceftriaxona durante 2 semanas. Sin embargo, hay informes sobre la falta de respuesta clínica con este tratamiento siendo posible también la recurrencia. Los pacientes con recurrencia neurológica de EW tienen mal pronóstico. Para el tratamiento de la enfermedad recurrente del sistema nervioso central se ha propuesto el interferón  con buena respuesta hasta 1año después. La susceptibilidad de T. whipplei a varios agentes antimicrobianos ha sido comprobada mediante cultivos celulares y estériles. Muchos antibióticos, incluyendo la doxiciclina y el sulfametoxazol son activos in vitro, pero la trimetoprima no, según surge del análisis genómico, dado que T. whipplei  carece de secuencia de codificación para la dihidrofolato reductasa, la cual actúa sobre la trimetoprima. En los cultivos celulares, las cefalosporinas (incluida la ceftriaxona) y la fluoroquinolonas no son activas. En un medio estéril, la ceftriaxona y la levofloxacina son activas. Como la acidificación vacuolar es muy importante para T. whipplei, los agentes que aumentan el pH intravacuolar (disminuyendo la viabilidad bacteriana) como la doxiciclina (200 mg/día) y la hidroxicloroquina (200mg, 3 veces/día) son activos in vitro. Sin embargo, falta establecer si esa actividad se mantiene con regularidad en los pacientes.
Basados en trabajos anteriores, los autores recomiendan el régimen de doxiciclina e hidroxicloroquina para erradicar los organismos intracelulares en pacientes con EW sin compromiso neurológico, en cuyo caso agregan dosis elevadas de sulfametoxazol o sulfadiazina. Aún no se ha establecido la duración óptima del tratamiento.
Objetivos de investigación futuras
Todavía falta establecer cuál es el reservorio de T. whipplei y sus mecanismos de transmisión, como así la importancia de los portadores asintomáticos. Es necesario hacer sistemáticamente el genotipo de T. whipplei para identificar las asociaciones en las formas clínicas, cepas diferentes y origen geográfico. Aunque la PCR es de uso frecuente en la clínica, quedan por aclarar muchas facetas y se requieren otros análisis para la detección de anticuerpos específicos.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Feocromocitomas; Paraganglionoma




Es un raro tumor del tejido de la glándula suprarrenal que provoca la secreción de demasiada epinefrina y norepinefrina, hormonas que controlan la frecuencia cardíaca, el metabolismo y la presión arterial.

Causas, incidencia y factores de riesgo

Un feocromocitoma puede presentarse como un tumor único o como más de una neoplasia y, por lo general, se desarrolla en la médula (centro o núcleo) de una o ambas glándulas suprarrenales. En raras ocasiones, este tipo de tumor se presenta por fuera de estas glándulas, usualmente en alguna otra parte del abdomen.
Muy pocos feocromocitomas son cancerosos.
Los tumores pueden presentarse a cualquier edad, pero son más comunes desde comienzos hasta la mitad de la adultez.

Síntomas

Otros síntomas que se pueden presentar con esta enfermedad son:
Los ataques de síntomas pueden ocurrir a intervalos impredecibles y generalmente duran de 15 a 20 minutos. Los ataques se pueden incrementar en frecuencia, duración y gravedad a medida que el tumor crece.

Signos y exámenes

El médico llevará a cabo un examen físico. Usted puede tener hipertensión arterial, frecuencia cardíaca rápida y fiebre durante un ataque de síntomas. Sus signos vitales pueden estar normales otras veces.
Los exámenes comprenden:

Tratamiento

El tratamiento consiste en la extirpación del tumor con cirugía. Antes de la intervención, es importante estabilizar la presión arterial y el pulso con medicamentos, y es posible que se requiera la hospitalización con vigilancia cuidadosa de los signos vitales.
Después de la cirugía, es necesario hacer un control continuo de todos los signos vitales en una unidad de cuidados intensivos. Cuando el tumor no se pueda extirpar quirúrgicamente, se necesitan medicamentos para manejarlo. Esto generalmente requiere una combinación de medicamentos para controlar los efectos del exceso de hormonas. La radioterapia y la quimioterapia no han sido efectivas para curar este tipo de tumor.

Expectativas (pronóstico)

La mayoría de los pacientes con tumores benignos que han sido extirpados por medio de cirugía todavía están vivos después de cinco años. Los tumores reaparecen en menos del 10% de estos pacientes. Los niveles de las hormonas norepinefrina y epinefrina retornan a la normalidad luego de la cirugía.

Complicaciones

Es posible que en el 25% de los pacientes la hipertensión arterial no se alivie después de la cirugía, sin embargo, los tratamientos estándar generalmente pueden controlarla. El tumor puede retornar en aproximadamente el 10% de las personas.

Situaciones que requieren asistencia médica

Consulte con el médico si:
  • Tiene síntomas de feocromocitoma.
  • Tuvo un feocromocitoma y los síntomas reaparecen.


Información general sobre el feocromocitoma y el paraganglioma

Los feocromocitomas y los paragangliomas extra suprarrenales son tumores poco frecuentes que surgen del tejido de la cresta neural que se convierte en paraganglios simpáticos y parasimpáticos en todo el cuerpo. Los paraganglios simpáticos incluyen los siguientes elementos:
  • La médula suprarrenal.
  • El órgano de Zuckerkandl cerca de la bifurcación aórtica.
  • Otros paraganglios a lo largo de la distribución del sistema nervioso simpático.
Los paraganglios parasimpáticos incluyen los siguientes elementos:
  • El cuerpo carotídeo.
  • Otros paraganglios a lo largo de las ramas cervicales y torácicas de los nervios vago y glosofaríngeo.
La clasificación más reciente de la Organización Mundial de la Salud utiliza el término feocromocitomaexclusivamente para los tumores que surgen de la médula suprarrenal y el término paraganglioma extra suprarrenal para tumores similares que surgen de otros sitios.[1]
La incidencia de feocromocitoma es de 2 a 8 por millón de personas por año.[2,3] El feocromocitoma está presente en 0,1 a 1% de los pacientes hipertensos,[4-6] y está presente en aproximadamente 5% de los pacientes con masas suprarrenales descubiertas accidentalmente.[7] La incidencia máxima ocurre entre la tercera y quinta décadas de la vida; la edad promedio en el momento del diagnóstico es de 24,9 años en los casos hereditarios y de 43,9 años en los casos esporádicos.[8] La incidencia es igual en hombres y mujeres,[9] y no hay ningún factor de riesgo ambientales, alimentario o relacionados con el modo de vida que se hayan vinculado con la presentación de un feocromocitoma.
De todos los feocromocitomas y paragangliomas extra suprarrenales, 25% se presentan en el entorno de un síndrome hereditario.[8-10] Los siguientes síndromes genéticos graves se identifican como portadores de un aumento del riesgo de padecer de un feocromocitoma:
  • Neoplasia endocrina múltiple tipos 2A y 2B (MEN 2A y MEN2B).
  • Enfermedad de von Hippel-Lindau.
  • Neurofibromatosis tipo 1.
  • Gen de la subunidad SDHD. Muchos casos de paraganglioma familiar obedecen a mutaciones del gen de la subunidad SDHD del succinato de deshidrogenasa (succinato: oxidoreductasa de ubiquinona) —anteriormente denominado síndrome feocromocitoma-paraganglioma familiar tipo 1).[11]
  • SDHAF2 (a veces denominado como SDH5) (anteriormente denominado síndrome feocromocitoma-paraganglioma tipo 2 familiar).[12]
  • SDHC (anteriormente denominado síndrome feocromocitoma-paraganglioma familiar tipo 3).[13]
  • SDHB (anteriormente denominado síndrome feocromocitoma-paraganglioma familiar tipo 4).[14]
  • SDHA[15]
Los feocromocitomas y paragangliomas extra suprarrenales también se presentan en los dos síndromes siguientes que son muy poco frecuentes:
  • Tríada de Carney de paraganglioma extra suprarrenal, tumor de estroma gastrointestinal (TEGI),[16] y condroma pulmonar.
  • Díada de Carney-Stratakis de paraganglioma y TEGI.[17]
Todavía quedan por descubrir más causas genéticas del feocromocitoma y paraganglioma. Por ejemplo, se observó que el truncamiento de las mutaciones de la línea germinal del gen que codifica la transmembranaTMEM127 en el cromosoma 2q11 mostró estar presente en aproximadamente 30% de los pacientes afectados por la enfermedad familiar y en alrededor de 3% de los pacientes de feocromocitomas aparentemente esporádicos sin causa genética conocida.[18] El TMEM127 es un regulador negativo de las proteínas efectoras de la diana de la rapamicina en los mamíferos (mTOR).
Los pacientes de feocromocitomas y paragangliomas simpáticos extra suprarrenales pueden presentar síntomas de exceso de producción de catecolamina como los siguientes:
  • Hipertensión.
  • Cefalea.
  • Sudoración.
  • Palpitaciones fuertes.
  • Temblor.
  • Palidez facial.
Estos síntomas son frecuentemente paroxísticos, aunque se presenta hipertensión sostenida entre episodios paroxísticos en 50 a 60% de los pacientes de feocromocitoma.[19] Los síntomas de exceso de catecolaminas pueden ser espontáneos o inducidos por una variedad de acontecimientos, incluso los siguientes:
  • Actividad física extenuante.
  • Trauma.
  • Trabajo de parto y parto.
  • Inducción de la anestesia.
  • Cirugía u otros procedimientos invasores como la instrumentación directa del tumor (por ejemplo, aspiración con aguja fina).
  • Alimentos ricos en tiramina (por ejemplo, vino rojo, chocolate y queso).
  • Micción (por ejemplo, tumor en la pared de la vejiga —que es poco frecuente— común).
Los episodios de hipertensión pueden variar en frecuencia, gravedad y duración y, con frecuencia, son extremadamente difíciles de controlar médicamente. Las crisis de hipertensión pueden conducir a arritmias cardíacas, infartos del miocardio y hasta muerte.
Los paragangliomas parasimpáticos extra suprarrenales no segregan catecolaminas y, habitualmente, se presentan como una masa en el cuello con síntomas relacionados con compresión o se descubren de forma accidental durante un estudio de imaginología realizado por cualquier otra razón. Además, aproximadamente la mitad de los pacientes de feocromocitoma son asintomáticos porque sus neoplasias se descubren en estado presintomático por un estudio de imaginología abdominal realizado por otras razones (es decir, incidentalomas suprarrenales) o por pruebas genéticas de familiares en riesgo.[20-23]
El diagnóstico de feocromocitoma se establece mediante pruebas bioquímicas a fin de documentar el exceso de secreción de catecolamina. Hay polémica acerca de cuál es la mejor prueba simple para realizar el diagnóstico. La medición de metanefrinas fraccionada sin plasma (por ejemplo, metanefrina y nometanefrina) posee una sensibilidad alta (97–99%), pero una especificidad relativamente baja (85%).
Una muestra de orina de 24 horas en busca de catecolaminas (por ejemplo epinefrina, norepinefrina y dopamina) y metanefrinas fraccionadas (por ejemplo, metanefrina y no metanefrina) cuenta con una sensibilidad relativamente baja (77–90%), pero una especificidad alta (98%). Las probabilidades preanálisis también son importantes. La especificidad de las metanefrinas fraccionada sin plasma es de 82% en los pacientes sometidos a una prueba por feocromocitoma esporádico en comparación con 96% en pacientes sometidos a prueba de feocromocitoma hereditario.[24,25]
La medición de metanefrinas fraccionadas sin plasma parecen ser una prueba de caso ideal para pacientes con un riesgo inicial más alto de feocromocitoma. Ejemplo de estos pacientes podrían ser los siguientes:
  • Pacientes en los que se descubre accidentalmente una masa suprarrenal.
  • Pacientes con antecedentes familiares de feocromocitoma.
  • Pacientes con predisposición hereditaria conocida para un feocromocitoma.
La prueba se relaciona con una tasa de positivos falsos relativamente alta en pacientes con un umbral más bajo de riesgo de feocromocitoma.
Generalmente, es razonable usar la medición de medidas de metanefrinas fraccionadas sin plasma para la detección inicial de un caso, seguida de una medición de metanefrinas fraccionadas y catecolaminas en la orina de 24 horas para su confirmación. La interpretación de los resultados de las pruebas puede ser difícil debido a los resultados positivos falsos. Los resultados positivos falsos pueden obedecer a cualquiera de los siguientes factores:[19,24]
  • Medicinas comunes (por ejemplo, antidepresivos tricíclicos).
  • Tensión física o emocional.
  • Rangos de referencia inapropiadamente bajos con base en datos normales de laboratorio en lugar de conjuntos de datos clínicos.[26]
Una concentración ligeramente elevada de catecolaminas o metanefrina habitualmente es el resultado de la interferencia que causan los medicamentos u otros factores en el ensayo. Los pacientes de feocromocitomas asintomáticos casi siempre presentan aumentos de catecolaminas o metanefrinas dos o tres veces más altos que los límites superiores de los rangos de referencias.[19] Las pruebas provocativas (por ejemplo, mediante el uso del glucagón) pueden ser peligrosas, no añaden ningún valor a otros métodos actuales de análisis y no se recomiendan.[27]
Una vez que se confirma el diagnóstico bioquímico de un tumor que segrega catecolamina, se deben llevar a cabo estudios de localización.
La imaginología por tomografía computarizada (TC) o las imágenes por resonancia magnética (IRM) del abdomen y la pelvis (por lo menos hasta el nivel de la bifurcación aórtica) son los métodos que se usan con mayor frecuencia para la localización.[28] Ambos tienen sensibilidades similares (90–100%) y especificidades (70–80%).[28]
Las imágenes por TC proporcionan un excelente detalle anatómico. Las IRM proporcionan un buen detalle anatómico.
Pueden ser necesarias pruebas de imaginología funcional adicionales si la TC o la IRM fracasan en la localización del tumor. Para los pacientes en riesgo de enfermedad multifocal, maligna o recidivante también puede ser útil la centellografía con 123I metaiodobenzilguanidina (MIBG) acompañada por imaginología por TC, que proporciona información anatómica y funcional con buena sensibilidad (80–90%) y especificidad (95–100%).[28]
Se puede usar 131I-MIBG de la misma forma, pero la calidad de la imagen no es tan alta como con 123I-MIBG.[29] Otras opciones de pruebas de imágenes funcionales incluyen la centellografía de 111 en octreotida y la tomografía por emisión de positrones con 18F-fluorodeoxiglucosa, y ambas se pueden acompañar con imaginología por TC para un mejor detalle anatómico. La localización de un tumor que segrega catecolamina no es frecuente que fracase si se usan los métodos de imaginología disponibles.
Se propuso que todos los pacientes diagnosticados con un feocromocitoma o un paraganglioma deben considerar someterse a pruebas genéticas debido a que la incidencia de un síndrome hereditario en casos aparentemente esporádicos es tan alta que llega hasta 25%.[8,9,30] La identificación temprana de un síndrome hereditario permite la detección también temprana de otros tumores relacionados y la identificación de familiares en riesgo. Además, algunos pacientes con un síndrome hereditario tienen más probabilidades de presentar enfermedad multifocal, maligna o recidivante. El conocimiento de la mutación genética específica permite aumentar la vigilancia durante la localización preoperatoria o la vigilancia posoperatoria de tales pacientes.
Ciertos subgrupos de pacientes de riesgo muy bajo de padecer de un síndrome hereditario (por ejemplo, <2% en pacientes diagnosticados con feocromocitoma aparentemente esporádico después de los 50 años de edad).[8] Por lo tanto, los análisis genéticos de todos los pacientes diagnosticados con feocromocitoma o paraganglioma pueden no ser prácticos o eficaces en función de los costos desde el punto de vista poblacional. En la actualidad, se recomienda que cada paciente diagnosticado con un feocromocitoma o un paraganglioma extra suprarrenal se debe someter primero a una evaluación del riesgo de síndrome hereditario realizada por un consejero genético certificado.
Se recomienda realizar pruebas genéticas en las siguientes situaciones:
  • Pacientes con antecedentes personales o familiares de características clínicas que indican un síndrome de feocromocitoma-paraganglioma hereditario.
  • Pacientes con tumores bilaterales o multifocales.
  • Pacientes con paragangliomas simpáticos o paragangliomas extra suprarrenales malignos.
  • Pacientes diagnosticados antes de los 40 años de edad.
En pacientes con feocromocitoma unilateral y sin antecedentes personales o familiares que indiquen enfermedad hereditaria, se puede considerar el análisis genético si los pacientes tienen entre 40 y 50 años de edad, pero no se recomienda el análisis genético si los pacientes tienen más de 50 años de edad. Si se identifica una mutación, se les debe ofrecer realizar análisis genéticos pronósticos a los familiares asintomáticos en riesgo.
El tratamiento definitivo del feocromocitoma regional o localizado, incluso de la enfermedad recidivante localizada, consiste en un bloqueo adrenérgico α y β seguido de cirugía. Para los pacientes con enfermedad no resecable o metastásica, el tratamiento puede incluir una combinación de los siguientes procedimientos:
  • Bloqueo de catecolamina.
  • Cirugía.
  • Quimioterapia.
  • Ablación por radiofrecuencia.
  • Crioablación.
  • Radioterapia.

Feocromocitoma regional

Opciones de tratamiento
Ensayos clínicos en curso


Opciones de tratamiento
La resección quirúrgica es el tratamiento definitivo para un feocromocitoma o paraganglioma extra suprarrenal regionalmente avanzado (por ejemplo, por diseminación directa del tumor hacia órganos adyacentes o debido al compromiso de ganglios linfáticos regionales). Los datos que pueden guiar el tratamiento son limitados debido a que la enfermedad regional se diagnostica a muy pocos pacientes que presentan un feocromocitoma.[1] Sin embargo, la resección quirúrgico intensiva para extraer toda la enfermedad puede eliminar los síntomas del paciente.[2] El tratamiento quirúrgico de estos pacientes puede exigir una resección en bloque total o parcial de la totalidad o de partes de los órganos adyacentes (por ejemplo, riñones, hígado, vena cava inferior) junto con una disección amplia de ganglios linfáticos. Los pacientes sometidos a resección completa de un feocromocitoma regional necesitan una vigilancia de por vida para detectar una recidiva de la enfermedad.
Ensayos clínicos en cursoConsultar la lista del NCI de ensayos clínicos sobre el cáncer que se realizan en los Estados Unidos y que están aceptando pacientes. Para realizar la búsqueda, usar los términos en inglés regional pheochromocytomay paraganglioma. La lista de ensayos se puede reducir aun más por la ubicación donde se realizan, los medicamentos que se utilizan, el tipo de intervención y otros criterios.

Feocromocitoma metastásico

Opciones de tratamiento
Nota: algunas referencias bibliográficas en el texto de esta sección vienen seguidas de un grado de comprobación científica. Los consejos de redacción del PDQ usan un sistema de clasificación formal para ayudar al lector a juzgar la solidez de las pruebas relacionadas con los resultados observados en una estrategia terapéutica. (Para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre Grados de comprobación científica.)
Opciones de tratamientoLos sitios de metástasis más comunes del feocromocitoma o el paraganglioma extra suprarrenal son los ganglios linfáticos, los huesos, los pulmones y el hígado. Los pacientes con una neoplasias maligna o con sospecha de la misma se deberán someter a tomografía computarizada o imaginología por resonancia magnética, así como a una prueba de imágenes funcional (por ejemplo, con 123I-metaiodobenzilguanidina [MIBG]) a fin de determinar el grado y la localización de la enfermedad. Con frecuencia, los pacientes muestran muchos síntomas debido al exceso de secreción de catecolaminas. La fenoxibenzamina es eficaz y, en caso necesario, se puede añadir metirosina, que es un fármaco que bloquea la síntesis de catecolamina.
Si toda la enfermedad que se puede identificar es resecable, incluyendo un número limitado de metástasis a distancia, la cirugía puede proporcionar una paliación duradera de los síntomas y, ocasionalmente, una remisión a largo plazo. Si la enfermedad no es resecable, la citorreducción quirúrgica no mejorará la supervivencia; sin embargo, se recomienda en ocasiones para paliar los síntomas.
La quimioterapia no ha demostrado mejorar la supervivencia de pacientes con feocromocitoma metastásico; sin embargo se puede intentar aplicar quimioterapia para paliar los síntomas. El mejor régimen de quimioterapia establecido es la combinación de ciclofosfamida, vincristina y dacarbazina (protocolo de Averbuch).[1] Los resultados de este régimen en 18 pacientes luego de 22 años de seguimiento demostraron una tasa de respuesta completa de 11%, una tasa de respuesta parcial de 44%, una tasa de respuesta bioquímica de 72% y una mediana de supervivencia de 3,3 años.[2][Grado de comprobación: 3iiiDiv Se utilizaron varios otros regímenes quimioterapéuticos en cantidades pequeñas de pacientes, pero los resultados generales fueron decepcionantes.[3,4]
Están surgiendo terapias dirigidas específicas y novedosas como posibles estrategias de tratamiento para el feocromocitoma metastásico. Se informó que los resultados iniciales fueron decepcionantes con el inhibidor everolimús de la diana de la rapamicina en los mamíferos (mTOR),[5] pero los resultado de un número muy pequeño de casos tratados con el inhibidor de la tirosina cinasa sunitinib fueron más prometedores.[6,7]
Se ha utilizado radioterapia con 131I-MIBG para el tratamiento de la metástasis ávida de MIBG.[8,9] En un estudio de fase II de radioterapia de dosis alta de 131I-MIBG para 49 pacientes, 8% tuvieron una respuesta completa, 14% tuvieron una respuesta parcial y el cálculo de la supervivencia a 5 años fue de 64%.[10][Grado de comprobación: 3iiiDiv] Aproximadamente 60% de los sitios con feocromocitomas o paraganglioma metastásicos son ávidos de MIBG;[10] se puede considerar el tratamiento fundamentado en protocolos con otras sustancias experimentales radiomarcadas, como la somatostatina radiomarcada, para las metástasis que no absorben MIBG.
Otras modalidades de tratamiento paliativo incluyen la radioterapia de haz externo (por ejemplo, como paliativo de metástasis óseas) y la embolización, la ablación por radiofrecuencia o la crioablación (por ejemplo, para paliar metástasis hepáticas macrocíticas o metástasis ósea aisladas).

Feocromocitoma recidivante

Opciones de tratamiento
Ensayos clínicos en curso


Opciones de tratamiento
Luego de la resección de un feocromocitoma localizado que se presume que representa un tumor benigno y con documentación de pruebas bioquímica posoperatorios normales, la enfermedad recidivante se presenta en 6,5% a 16,5% de los pacientes y 50% de los pacientes con recidiva de la enfermedad presentan enfermedad metastásica.[1-3] Se carece de suficientes datos como para determinar las tasas de recidiva luego de una resección quirúrgica completa de una enfermedad regional o metastásica.
El tratamiento de la enfermedad recidivante incluye un control médico apropiado (es decir, bloqueo adrenérgico α) seguido de una resección quirúrgica completa siempre que sea posible. En caso de enfermedad no resecable, la paliación de síntomas, incluso los relacionados con el exceso de catecolamina y el efecto de la masa local, debe ser el enfoque de tratamiento principal. Entre las opciones para los pacientes con enfermedad metastásica regional o localizada que no se consideran aptos para una resección quirúrgica, se incluyen la quimioterapia, las terapias dirigidas, las dosis altas de radioterapia con 131I-metaiodobenzilguanidina, las terapias de ablación y la radioterapia. (Para mayor información, consultar la sección de este sumario sobreFeocromocitoma metastásico.)
Los pacientes con feocromocitoma o paraganglioma hereditarios tienen riesgo de presentar enfermedad recidivante en forma de tumores primarios adicionales. Es esencial la evaluación de seguimiento y tratamiento de los tumores primarios adicionales en dichos pacientes. (Para mayor información, consultar la sección de este sumario sobre Feocromocitoma localizado.)
Ensayos clínicos en cursoConsultar la lista del NCI de ensayos clínicos sobre el cáncer que se realizan en los Estados Unidos y que están aceptando pacientes. Para realizar la búsqueda, usar los términos en inglés recurrent pheochromocytomay paraganglioma. La lista de ensayos se puede reducir aun más por la ubicación donde se realizan, los medicamentos que se utilizan, el tipo de intervención y otros criterios.