sábado, 10 de diciembre de 2011

Controversia sobre el uso de ecografías... SI LO DICE "USA"... DESCONFIE Y CONSULTE AL PROFESIONAL...

Controversia sobre el uso de ecografías

Un estudio sugiere que el exceso de ecografías durante el embarazo podría causar efectos nocivos en el feto

Conocer el estado del feto, controlar su evolución y poder diagnosticar anomalías o si el futuro bebé padece alguna enfermedad, además de poder tener bajo control la salud de la madre y sus posibles problemas a lo largo de la gestación. La ecografía es una de las técnicas más utilizadas para el seguimiento del embarazo ya que presenta numerosas ventajas, entre las que destacan su comodidad e inocuidad. Al menos, es lo que opinan la mayor parte de los expertos aunque un reciente estudio norteamericano advierte de que una exposición frecuente de la matriz a ultrasonidos podría causar efectos nocivos en el feto, tales como una disminución de peso o retraso en el desarrollo del habla.
Uno de los métodos más empleados para controlar la marcha de la gestación podría ponerse en entredicho de verificarse los resultados de un estudio americano publicado en The Guardian el pasado agosto, que asegura que los escáneres por ultrasonidos pueden tener un efecto nocivo en el feto. La investigación llevada a cabo por el equipo de Pasko Rakic en la Yale Medical School de New Haven (Connecticut) emula los efectos de las ecografías realizadas durante un embarazo humano. Los resultados muestran que esta técnica daña el cerebro de los embriones de ratones que expuestos a ultrasonidos se desarrollan de forma anómala, aunque se desconoce si los cambios son lo suficientemente importantes como para alterar el comportamiento.

Sobrecalentamiento de la matriz

El estudio va a repetirse utilizando monos y los investigadores señalan que, en caso de que los resultados sean iguales, habría que revisar el uso de esta técnica para comprobar el estado de los bebés en el interior del útero. Sin embargo, no pretenden causar alarma entre las embarazadas y afirman también que los cambios originados por los ultrasonidos son pequeños, por lo que no existen motivos para que las mujeres embarazadas dejen de hacerse ecografías, aunque debería controlarse su número.

En la técnica ecográfica, las ondas de ultrasonidos se encuentran a una frecuencia lo suficientemente elevada como para atravesar los tejidos. Al rebotar en las diferentes estructuras provocan un eco que permite crear una imagen tridimensional del bebé pero también producen vibraciones en el tejido y originan un aumento de la temperatura, que podría causar daños en el feto. Según señala el informe, existen pruebas de que una exposición frecuente de la matriz a ultrasonidos puede conllevar una disminución de peso en el recién nacido y un retraso en el desarrollo del habla así como un aumento de las posibilidades de que el niño sea zurdo.

Abuso de ecografías

La ecografía es un instrumento muy útil para los profesionales ya que permite controlar el crecimiento normal del feto y verificar la salud de la madre. Esta técnica brinda a los padres, además, la oportunidad de ver al bebé antes del nacimiento, lo que ayuda a establecer una relación temprana con el niño. Sin embargo, en ocasiones puede llegar a utilizarse este instrumento médico con frivolidad, como si del primer video o fotografía del bebé se tratara. Pero no hay que perder de vista que, aunque inocua para madre e hijo, la ecografía es una técnica de diagnóstico que utiliza ondas de sonido de alta frecuencia y no conviene realizar más de las necesarias.
Durante el curso del embarazo, de forma trimestral, suele realizarse ecografías para controlar el crecimiento del feto y verificar la fecha de parto. Sin embargo, en el caso de madres mayores, embarazos de alto riesgo o cuando se detectan anomalías en el feto o la embarazada, se realizan con mayor frecuencia. Los expertos aseguran que no existe ninguna evidencia del posible riesgo o daño que la ecografía pueda ocasionar al feto y que, dado que no emplea radiaciones ionizantes, no se irradia ni a la madre ni al feto. Además, aseguran que los equipos de ecografía diagnóstica están diseñados para evitar que se deposite energía calórica en el feto y en la madre y añaden que se trata de una técnica que se mejora y perfecciona constantemente, por lo que su uso es completamente seguro. Aún así, los especialistas señalan que esta técnica sólo se debe practicar cuando exista una indicación clínica y tras ser solicitada por un médico.

LA TÉCNICA

El ecógrafo es un equipo que consta de una sonda (dispositivo parecido a un micrófono) que está conectada a un monitor mediante un cable. Tras administrar un gel conductor sobre la zona que se desea explorar, se aplica la sonda sobre la piel y aparece en la pantalla la imagen. Para poder obtener estas imágenes se aplica el mismo principio que el sónar que utilizan los buques para detectar un submarino: se lanza un haz de ultrasonido hacia un objeto y el eco que produce se utiliza para saber a qué distancia está, así como para conocer su forma y estructura interna.
En el caso de la ecografía que se realiza a las embarazadas, cuando se aplica la sonda en la piel se produce un haz de sonido de alta frecuencia inaudible que va dirigido hacia la pelvis y la zona inferior del abdomen. Las ondas que forman el eco del feto y los tejidos que lo rodean son captadas por la sonda y sus variaciones se utilizan para reconstruir la imagen en tiempo real, lo que permite ver el movimiento de las estructuras y de los órganos.
Para realizar el examen, la embarazada debe estar acostada y, sólo durante las primeras semanas del embarazo, debe beber de dos a tres vasos de líquido una hora antes del examen porque se requiere que la vejiga esté llena para obtener buenas imágenes. A continuación, se le aplica el gel transparente sobre el abdomen y la pelvis, para ayudar a la transmisión de las ondas sonoras, tras lo cual se pasa la sonda sobre esta área. La ecografía vaginal es una variante que suele realizarse los primeros meses de embarazo



POSTEADO DE:

Ciencia y Salud








Cada turno para una ecografía durante el embarazo suele desatar una revolución familiar. No sólo los futuros padres, sino también los futuros abuelos, tíos y padrinos se preparan para desembarcar en el consultorio del obstetra con los más diversos dispositivos electrónicos en la fecha indicada. Quieren aprovechar cada cita para registrar al nuevo integrante de la familia.
Sin embargo, aun hoy, estas exploraciones de rutina se suelen asociar con problemas en el crecimiento de los recién nacidos. Ahora, ¿tiene algún riesgo para el bebe repetir las ecografías?
"Hasta ahora no hay evidencias de que produce daños; sin embargo, como todo en medicina, no hay que abusar y hay que ser cautelosos porque todo método diagnóstico debe ser utilizado con precaución", afirma el doctor José Belizán, investigador del Departamento de Investigación en Salud Maternoinfantil de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires y director saliente del Centro Latinoamericano de Perinatología de la Organización Panamericana de la Salud.
Es más, un estudio a largo plazo realizado en Australia y publicado en la revista The Lancet confirma que la repetición de estas exploraciones, que permiten "espiar" al bebe dentro de la panza de la mamá, no afectan su salud.
"Este examen se utiliza desde hace 30 años y no hay documentadas malformaciones -señala el doctor Diego Elías, especialista en diagnóstico por imágenes del Hospital Italiano y del Centro de Diagnóstico TCba-. Hay como un dogma médico: la ecografía debe hacerse sólo cuando es indicada por el médico tratante, ya que hay mamás que insisten en pedirla."
Los investigadores australianos realizaron un seguimiento a ocho años de 2700 chicos nacidos de embarazos únicos y sin malformaciones congénitas. A la mitad de ellos se les habían realizado varias ecografías, mientras que a los otros sólo una durante los nueve meses.
Si bien durante el primer año de vida de los bebes expuestos al ultrasonido los investigadores observaron mínimas diferencias en el tamaño de los pequeños comparados con los otros, en los siguientes años no hubo diferencias entre los dos grupos.
"El efecto en el desarrollo que observamos al momento del nacimiento fue mínimo, pero estadísticamente significativo para nosotros en ese momento", explica a LA NACION por vía electrónica el profesor John Newnham, investigador principal del estudio y director de la Escuela de Medicina de Mujeres y Niños en el hospital King Edward Memorial, de la Universidad de Western Australia. "Nunca sabremos si ese efecto se debió a la casualidad, aunque lo que sí podemos afirmar es que en el seguimiento a largo plazo no se detectó ningún problema", agrega.
En general, los trabajos científicos sobre los riesgos ecográficos evalúan el denominado "daño térmico" que provocaría el aumento de la temperatura por el ultrasonido. "Los equipos de uso obstétrico están configurados de fábrica en temperaturas que no son dañinas y hasta son menores que para estudiar otros órganos -indica el doctor Elías-. Esto es lo que lo hace seguro para el feto."

¿CUÁNTAS VECES?

La cantidad de ecografías que se deben realizar varía según el curso del embarazo. En la Argentina, las normas nacionales de control del embarazo establecen para el embarazo normal o de bajo riesgo la realización de por lo menos una ecografía por trimestre. De principio a fin, se evalúan datos como la cantidad de fetos y la implantación del embrión en el útero, la vitalidad fetal y la anatomía del niño.
"Cuando está todo bien, en todo el embarazo se pueden hacer dos, tres o cuatro exploraciones, que buscan elementos precisos de diagnóstico -explica Elías-. Si hay alteraciones, se pueden hacer hasta una o dos por semana. En este caso, la cantidad dependerá de la patología que se intenta diagnosticar."
En medio del entusiasmo por ver al bebe en el monitor (hay equipos que permiten verlo en color y en cuatro dimensiones), hay que tener en cuenta que ningún método diagnóstico es perfecto. Lo importante, según los especialistas, es hablar con el médico sobre las certezas que da la imagen en pantalla.
"Hay una creencia popular de que la ecografía va a determinar la salud absoluta del bebe y no es así -comenta la licenciada Silvana López Zavaleta, vicepresidenta de la Asociación de Obstétricas de la Ciudad de Buenos Aires-. Es un estudio complementario del embarazo, por eso también hay que cumplir con los controles permanentes y los monitoreos."
Una sola ecografía, sostiene, disminuye la probabilidad de detectar riesgos en el feto. Entre lo que esta herramienta de diagnóstico puede fallar en la detección, están las malformaciones y ciertas patologías que no se manifiestan a simple vista. Incluso el doctor Newnham advierte que el estudio que dirigió "demostró de manera concluyente que repetir las ecografías como un protocolo de rutina no previene el nacimiento prematuro".

FALSOS NEGATIVOS

El doctor Belizán, en tanto, destaca la posibilidad de los falsos negativos (no detecta el problema) y falsos positivos (detecta un problema inexistente) de este método. Los riesgos que estos resultados tienen son, en el caso de los falsos negativos, que "no se realizan los tratamientos adecuados en forma oportuna, lo que puede llevar a consecuencias desde leves a muy graves -advierte-. La ecografía causa, así, una falsa tranquilidad y luego una gran decepción al constatar el problema".
En el caso de los falsos positivos, agrega Belizán, los problemas que se suceden van desde lo emocional hasta la realización de tratamientos que pueden ser nocivos y llevar a conductas injustificadas.
"Todo método usado en medicina tiene estas fallas, los métodos de laboratorio, clínicos, radiológicos, ultrasonidos, y hasta los más sofisticados... En especial, cuando se hacen de manera muy rápida y seguida con el objetivo de complacer a la paciente y a la familia -afirma el especialista-. La paciente debe saber que este método no es mágico y que no va a detectar lo que un médico puede detectar con otros estudios".

CON PRECAUCIÓN

  • "Los equipos modernos tienen potencias mayores, por lo que aún se necesita tener precaución", sugiere el doctor Newnham sobre la nueva tecnología que permite ver al bebe en cuatro dimensiones. No basta con escuchar los latidos o ver una manchita en el monitor: un primer plano a color del pequeño es snob. "Aún no existen trabajos sólidos sobre qué es mejor: si la ecografía bidimensional o tridimensional -dice el doctor Elías-. Como en todo avance, para probar algo, se necesita tiempo. Mientras tanto, creo que a todos nos hubiera gustado vernos dentro de la panza."








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