
La diabetes es un desafío para quienes viven con ella, en especial durante la infancia. ¿Quién quiere preocuparse por la insulina, los niveles de glucosa (azúcar) y todo eso cuando lo único que importa es jugar, aprender y divertirse? Por eso, la diabetes tipo 1 (antes conocida como diabetes juvenil) es un reto tanto para los niños/as que la padecen, como para sus padres y los encargados de cuidarlos.
No importa cuál sea la edad del niño o niña, desde el momento en que es diagnosticado/a con la diabetes tipo 1, deberá tener ciertos cuidados que van a durar por toda la vida. Por ejemplo, necesitará:
- medir los niveles de azúcar en la sangre varias veces al día.
- ponerse (él mismo o un adulto) inyecciones de insulina o usar una bomba de insulina.
- llevar una dieta balanceada y saludable, prestando mucha atención a lo que come, así como también al horario en que come cada comida.
- hacer ejercicio con regularidad para controlar su nivel de azúcar en la sangre y evitar algunos de los problemas de salud a largo plazo que puede causar la diabetes, como las enfermedades del corazón.
- visitar frecuentemente al médico, para lograr el mejor control posible de la enfermedad y detectar cualquier signo de complicación u otros problemas de salud asociados que puedan presentarse.
Además, el llevar una dieta saludable puede convertirse en una misión casi imposible cuando el niño o la niña está en el colegio o participa en el cumpleaños de algún amigo u otro tipo de festejo. Incluso en tu misma casa, si tu hijo/a convive con hermanos que no tienen esta enfermedad, la tarea puede complicarse.
Sin embargo, llevar adelante un buen tratamiento y mantener la diabetes tipo 1 controlada es la forma más efectiva de reducir el riesgo de problemas a largo plazo. Por eso es importante cómo te posiciones frente a la diabetes tipo 1 y qué reacción tengas ante ella.
Recuerda consultar con el médico estas cuestiones y despejar todas tus dudas en base a las costumbres y a las actividades de tu hijo/a, para mantener a la diabetes tipo 1 controlada.
Estos consejos también podrían ayudarte para saber cómo actuar frente a la diabetes con tu niño o niña, para que juntos puedan superar algunas de las dificultades que se presenten:
- Cuando hables con tu hijo/a acerca de la diabetes, es importante que lo hagas de una manera adecuada para su edad y que le digas siempre la verdad.
- Sé positivo/a y asegúrale que juntos pueden controlar la diabetes y que cuanto mejor lo hagan, menor interferirá en sus actividades cotidianas.
- No te desanimes frente a todas las preguntas que te haga el niño/a y trata de responderlas; así, ambos aprendan más sobre la diabetes.
- A veces, los niños creen que la enfermedad apareció porque han hecho algo malo. Si este es el caso de tu hijo/a, dile que no es así, que no es su culpa, especialmente si se trata de niños pequeños.
- Asegúrate de que entiende que la diabetes no va a desaparecer, que no importa cuánto lo desee; hazle saber que es normal que sienta tristeza o que esté enojado por tenerla, y permítele hablar abiertamente acerca de su enfermedad.
- Si tu hijo/a se descuida, no lo regañes y evita usar palabras como “engañar” o “portarse mal”. En cambio, ayúdale a comprender la relación que existe entre la alimentación y el ejercicio, y cómo estas actividades afectan los niveles del azúcar en la sangre. Y explícale que ser responsable en el cuidado de su diabetes hará que sea más sencillo participar en actividades divertidas, como las fiestas o quedarse a dormir en la casa de algún amigo.
- Evita sobreprotegerlo, recuérdale que la meta es que los niños/as con diabetes puedan hacer las mismas cosas que los niños que no la padecen.
- Si tienes otros hijos/as que no tienen diabetes, habla con ellos sobre el tema (ya que pueden sentir celos o preocuparse frente a la posibilidad de que a ellos también se les diagnostique diabetes) y organiza una charla familiar en la que destaques por qué un estilo de vida sano es importante para todos. No te olvides que la diabetes tipo 2 puede desarrollarse a causa del sobrepeso, de la mala alimentación y la vida sedentaria.
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