jueves, 2 de mayo de 2013


Realidades y mitos sobre los medicamentos


Cuando hablamos de medicamentos nos referimos a todo principio activo (sustancia), integrado en una forma farmacéutica (ejemplos: jarabe, comprimido, ampolla, colirio, etc.) que ayuda a diagnosticar, prevenir, curar o controlar diferentes síntomas y/o enfermedades.

Dichas propiedades las podemos entender mejor con algunos ejemplos:


• Diagnostican: Exploran nuestro organismo en busca de alguna alteración. Ejemplo: Sulfato de Bario que se utiliza en pruebas radiográficas.

• Previenen: Actúan evitando la enfermedad. Ejemplo: las vacunas

• Curan: Atacan al agente causal de la enfermedad, sea una bacteria, virus, hongo o parásito. Ejemplo: antibióticos, antivirales, antimicóticos, antiparasitarios.

• Controlan: Mantienen un estado normal del organismo, evitando alteraciones que dañarían al paciente. Ejemplo: los antihipertensivos en la hipertensión arterial.
Algunos reemplazan sustancias frente a deficiencias orgánicas. Ejemplo: insulina en la diabetes tipo I.

• Alivian: Calman alguna molestia. Ejemplo: el paracetamol reduce la fiebre y el dolor.

Un medicamento tiene efectos beneficiosos pero también puede ocasionar efectos no deseados.

Entre los riesgos de los medicamentos se incluyen efectos secundarios no deseados o interacciones con los alimentos u otros medicamentos que pudiera estar tomando. La mayoría de estos riesgos no son graves, como acidez en la boca del estómago, calambres, erupciones en la piel, etc. Otros en cambio pueden ocasionar internaciones y comprometer la vida como son las arritmias, hemorragia digestiva, insuficiencia hepática, cardíaca, etc.

Antes de utilizar un medicamento es conveniente consultar con un profesional de la salud quien evaluará si hay necesidad de usar un medicamento y le informará sobre sus beneficios y riesgos.

Se ha demostrado mediante diferentes investigaciones que el mal uso de los medicamentos y la falta de conocimiento sobre los mismos ocasionan frecuentes y graves problemas en los pacientes y en la sociedad. Frente a esta realidad es necesario eliminar algunos mitos (frecuentemente escuchados) que están alrededor de la utilización de los medicamentos.

Mito 1: Cada vez que consulto al médico, me debe dar un medicamento.
Realidad: No siempre en la consulta médica se debe esperar recibir medicamentos. Muchos síntomas y algunas enfermedades se resuelven o controlan con medidas no farmacológicas, como son: modificar la alimentación (comer con poca sal, por ejemplo), realizar actividad física (como caminatas durante 45 minutos, 3 veces por semana), colocarse calor o frío según el cuadro clínico, etc.

Mito 2: Las inyecciones son más eficaces que los comprimidos.
Realidad: No es así. La aplicación de inyectables presenta más desventajas que ventajas. Causan dolor, se requiere de personal entrenado para su aplicación y son más costosos. También conlleva riesgos innecesarios para la salud cuando las inyecciones se administran en condiciones poco higiénicas o en el sitio incorrecto, provocando complicaciones como abscesos, inflamación del nervio, etc.

Mito 3: Cuanto más caro y nuevo es el medicamento mejor. Realidad: No es así. El precio no determina la calidad del producto. Las empresas farmacéuticas son las que determinan el valor de sus productos; estos son más caros cuanto más se invierta en propaganda, folletos, envases bonitos, etc. Por otra parte la calidad es controlada por el ente regulador nacional llamado ANMAT. Además una cuarta parte de los medicamentos nuevos ya fueron retirados de algún país por efectos adversos severos.

Mito 4: Los antibióticos como la amoxicilina son buenos para curar la gripe.
Realidad: No es así. Los antibióticos se prescriben y utilizan innecesariamente en la automedicación para el tratamiento de problemas causados por virus, como en la diarrea, tos y resfríos. Se utilizan con demasiada frecuencia en dosis menores de las recomendadas o dejan de utilizar el antibiótico una vez que desaparecen los síntomas, acortando la duración de los tratamientos. Todo ello ocasiona que las bacterias se vuelvan resistentes. El resultado es que cuando los pacientes que padecen de infecciones que realmente requieren del antibiótico, el tratamiento no funciona.

Mito 5: Para adelgazar definitivamente hay que tomar pastillas.
Realidad: No es así. En cuanto a nutrición no existe ninguna "varita mágica". Las dietas muy estrictas sumadas a medicamentos para adelgazar, a corto plazo la pueden ayudar a perder peso pero son difíciles de seguir y suelen ser perjudiciales a largo plazo. Las historias que cuentan en comerciales de televisión son publicidad engañosa. Recuerde que jamás hablan en esos comerciales del peso que se vuelve a ganar y otros problemas que ocurren como arritmias, infarto agudo de miocardio, alucinaciones, nerviosismo, diarreas, caída de cabello, etc.

Realizar una dieta donde predominen las fibras, vegetales y frutas sumadas a actividad física que perdure en el tiempo es mejor para su cuerpo y perderá peso.

Mito 6: Los productos para la tos y el resfrío son recomendables para los niños.
Realidad: No es así. La mayoría de los pediatras están en contra de dar a los niños medicamentos de venta libre para la tos y el resfrío. Los estudios de investigación sugieren que no hay pruebas sobre estos medicamentos para aliviar más rápido estos cuadros. Estos productos sólo tratan los síntomas como: nariz que gotea, dolor de garganta, tos o estornudos, ojos llorosos, escalofríos y fiebre. Estos síntomas por lo general son leves y se pueden controlar por sí mismos en niños sanos. En otras palabras, los niños mejoran con el tiempo. Hay varias medidas de confort como el uso de vaporizadores que hacen que los niños se sientan mejor sin producir efectos secundarios La mayoría de los efectos perjudiciales y graves relacionados con el uso de productos para la tos se deben a la presencia de dos principios activos: Dextrometorfano, que puede ocasionar problemas neurológicos incluyendo movimientos anormales y alucinaciones y a la Pseudoefedrina, descongestivo relacionado con aumento en la presión sanguínea, arritmia y muertes en bebés.

Mito 7: Nunca le dé aspirina a los niños frente a un cuadro de fiebre.
Realidad: Es así. El suministro de aspirina durante una enfermedad causada por un virus (como la influenza, la varicela, o una infección de las vías respiratorias superiores) puede ocasionar el síndrome de Reye, una afección que puede poner al niño en peligro de muerte y que presenta síntomas como náuseas, vómitos y un cansancio extremo que quizá derive en un estado de coma. Dado que los medicamentos de venta libre (incluyendo aquellos para tratar la fiebre, los dolores de cabeza y las náuseas) contienen aspirina, siempre debe leer las etiquetas y consultar al médico antes de usarlos. Frente a estos cuadros el medicamento de elección por su eficacia y seguridad es el paracetamol en la dosis y frecuencia recomendada por su pediatra.

Todos nosotros tenemos creencias que coinciden con la realidad y otras que no. En el tema salud, esto es mucho más controvertido y peligroso y sobre el tema de los medicamentos hay muchas más de las que nosotros enumeramos aquí.

Sería muy valioso e interesante si alguno de los lectores quisiera hacernos llegar sus creencias o las que circulan a nivel de los pacientes, para compartirlas y ver cuánto hay en ellas de realidad.

Consejos prácticos de seguridad sobre el consumo de medicamentos:
• Lea las etiquetas del producto para enterarse de los ingredientes activos y de las precauciones y advertencias.
• Siga las instrucciones, no administre el medicamento con más frecuencia o en mayores cantidades a las indicadas en el paquete.
• No le dé a los niños medicamentos que no han sido indicados por el médico, como tampoco medicamentos empaquetados para adultos.
• Para los productos líquidos use el medidor que trae cada medicamento diferente y que tiene las marcas para dar la dosis recomendada. Las cucharillas o las cucharas no son medidores apropiados.
• Si está usando un medicamento que le recomendó su vecina y la condición que lo aqueja no mejora o empeora, deje de utilizar el producto e inmediatamente consulte con un profesional de salud para que lo evalúe.
• Nunca utilice sobrantes de medicamentos. Si le queda algo de medicamento una vez que termina el tratamiento, tírelo. En el caso de los medicamentos que se utilizan para cuadros crónicos, controle siempre la fecha de vencimiento y la manera de almacenarlo.

Recuerde: “Tengamos una actitud responsable con el uso de los medicamentos.” 

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